2013: Año de Ensanchar Nuestro Territorio

miércoles, 28 de octubre de 2009

¡Ay de mí, si no predico el evangelio!

Como parte de la Iglesia del Señor, Dios nos ha encomendado la tarea de ir y hacer discípulos en todas las naciones, lamentablemente muchos se escudan en sus dones o manifestaciones personales y no asumen el llamado que nos toca a todos los cristianos. En ocasiones la gente que nos conoce nos dice: ¡A verdad que tú eres EVANGELISTA!, a lo cual respondemos con un categórico NO, YO SOY EVANGÉLICO. Tal vez esta aseveración tenga que renovarse sobre todo en nuestra manera de pensar ya que todo Evangélico debiera ser también un Evangelista.

Existen muchos ejemplos en la Biblia tales como Moisés, Isaías, Jeremías, Jesús, los 12, los 120, etc. Cada uno de ellos tuvo un encuentro con Dios, el cual no consistió sólo en un quebrantamiento emocional sino en una renovación de la visión de estos hombres de Dios. Cuando Moisés se acercó a la zarza ardiendo y en actitud de adoración se quitó las sandalias de sus pies, Dios le mostró la necesidad del pueblo de Israel cautivo en Egipto (símbolo del pecado). Cuando Isaías tiene la visión de Dios siendo adorado y reconocido como el verdadero rey, escucha la pregunta del Señor ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Cuando los once y el resto de los discípulos se encontraron con Jesús en Galilea, antes que subiera a los cielos, dice la Biblia que postrados lo adoraron e inmediatamente Jesús les transmite la ya conocida “Gran Comisión”. Creo firmemente que aquel que “adora” a Dios pero no siente carga por los perdidos, realmente no ha llegado a adorar a Dios, por lo menos desde la perspectiva bíblica. Necesitamos urgentemente un encuentro con Dios que nos llene de pasión por aquellos que están en Su corazón.

Muchos esgrimen diversos argumentos por los que no comparten el evangelio o por las que la mayoría de cristianos no ha tenido la hermosa experiencia de llevar una persona a los pies de Cristo; pero son argumentos y no razones válidas:
  1. No tengo tiempo. Tal vez lo más correcto sería no he separado un tiempo, porque Eclesiastés 3:1 dice que “Todo tiene su tiempo y todo lo que se QUIERE debajo del sol tiene su hora” Tenemos tiempo para mirar televisión, practicar deporte, chatear con los amigos, pasear con la familia, etc. Y no es que estas cosas estén mal, lo que está mal es que no le demos la importancia a la evangelización y nunca la pongamos en agenda. Por otro lado la verdad es que NO es necesario separar un tiempo para hacerlo, sino que debe ser parte de nuestro diario vivir; es decir, que mientras realizo cada una de mis actividades, debo estar compartiendo el evangelio de salvación.

  2. No estoy preparado. La mujer samaritana no tenía ni un día de convertida y organizó una tremenda campaña evangelística junto al Pozo de Jacob, nada menos que con el mejor evangelista de todos los tiempos: Jesús de Nazareth, y casi todo su pueblo creyó en Él. El ex endemoniado gadareno, con horas de convertido y liberado fue y contó en todo su pueblo lo que Dios había hecho con él. No necesitas tener estudios teológicos formales o un Diploma en Teología para abrir tu boca y contar lo que Dios hizo contigo y compartir que eso mismo Él lo puede hacer por todos.
  3. Tengo temor o vergüenza si es que me rechazan. Pablo dice muy claramente en Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para todo aquel que cree” De la misma palabra que aquí se traduce como “poder” deriva la palabra “dinamita”. Pablo no se avergonzaba porque tenía un mensaje capaz de remover y transformarlo todo, un mensaje difícil de ser resistido, un mensaje que hará lo que Dios quiera a su debido tiempo. Debemos tener la confianza que la Palabra de Dios es muy poderosa, eficaz y más cortante que toda espada de 2 filos; esto debiera quitar el temor y la vergüenza de nuestro corazón, porque no estamos dando “gato por liebre”, estamos compartiendo la verdad más poderosa que existe. Pero adicionalmente, si alguien decidiera rechazar el evangelio, recuerda que no te están rechazando a ti y Dios en su momento tratará con esa persona, además si a Jesús, la encarnación misma del evangelio, le rechazaron su mensaje, (Judas, el joven rico, Pilatos, etc), ¿quiénes somos nosotros para que alguien nos diga que no? Somos mejores que Jesús que queremos que todo el mundo acepte lo que decimos. ¿Y cómo saber quien nos rechazará y quien no para seleccionar sólo a los que nos acepten el evangelio? O ¿Por causa de los que nos rechacen otros perderán la bendición de oír este bendito evangelio? Hagamos como Pablo y sin temor ni vergüenza compartamos “a tiempo y fuera de tiempo"

  4. La verdad es que no estoy bien espiritualmente y no quiero ser hipócrita. La Biblia nos dice que debemos ser “santos en toda nuestra manera de vivir”; es decir, no debemos usar el pretexto de no estar bien sólo para no hablar del evangelio, tampoco deberíamos pedirle nada a Dios, ni ir a la iglesia, ni recibir ninguna de sus bendiciones. Ahora esto no debe ser una excusa para vivir mal y seguir como si nada, sino que debe ser un desafío en nuestra vida. Si sé que mi responsabilidad como cristiano es compartir el evangelio y existen cosas que no estoy haciendo bien, pues las corrijo y comparto el evangelio. No debe ser normal en un cristiano no disfrutar de los planes de Dios para nuestras vidas, simplemente porque tengo algo que todavía no he arreglado. Cuando Pablo habla de la Santa Cena dice que cada uno se debe probar a si mismo y luego Participar. En ese sentido, probarse significa revisar en que estoy mal, arrepentirme y luego disfrutar de lo que Dios tiene para mí, obviamente incluimos en esto la evangelización.
En resumen no existe razón válida para no transmitir a otros el mensaje del Evangelio, es nuestro privilegio y también nuestra responsabilidad delante de Dios y de los hombres. Si Dios nos pide (o demanda) algo es porque podemos y debemos hacerlo. La Biblia dice que “cuando este evangelio sea predicado en todo el mundo, entonces vendrá el fin” Está en nuestras manos, o tal vez mejor dicho en nuestras bocas, el ver a nuestro Señor venir en el aire con todo su Poder y Gloria. La mejor forma de decir “Ven Señor Jesús” es compartiendo su Palabra por todo el mundo. ¡No dejes que nada te lo impida!

lunes, 16 de marzo de 2009

IDÓNEOS PARA ESTAR EN EL PALACIO DEL REY I

"Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel,
del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna,
de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de
buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey…” Daniel 1: 3-4


A través de las Escrituras vemos como ciertos hombres que Dios llamó estuvieron cerca de las personas de máxima autoridad o como máxima autoridad. José fue el 1º luego del Faraón, Moisés desafió la autoridad de Faraón y finalmente fue el líder político y espiritual de una naciente nación; Josué se desarrolló como líder militar, político y espiritual de millones de personas. La lista continúa y como dice Hebreos el tiempo faltaría para hablar de Samuel, consejero real; David como rey, Daniel, Ester, etc. Esto nos muestra que Dios no sólo está interesado en nuestra parte espiritual sino en nuestra vida como pueblos, ciudades y naciones. Obviamente que esto no viene por sólo orar y leer la Biblia, hay una serie de características que aquel que desea ser de influencia a nivel social y político debe reunir. En esta ocasión empezaremos con la vida de Daniel, de donde procede el título de esta serie de mensajes:

1. Cuando es la voluntad de Dios, no existen razones para que no llegues a ocupar posiciones de Autoridad
Daniel se encontraba en un contexto muy difícil. Primeramente estaba en un país lejano, con costumbres distintas, comidas distintas, toda una cultura a la que él no estaba acostumbrado. Cuando uno viaja al extranjero, los primeros días una la pasa muy bien, olvidando muchas veces lo que ha dejado en casa o en su país; sin embargo, algunos días después la novedad pasa y una empieza a extrañar su comida, su música, sus costumbres y hasta su cama. Es en el extranjero cuando uno canta con mucha vehemencia “su Himno nacional” y se siente más patriota que nunca. No se hace fácil estar en una tierra que no es la propia. Pero a esto se añade el hecho que Daniel no estaba de vacaciones o tomando un Tour o en un Congreso que duraría un par de semanas y luego de vuelta a la tierra. ¡NO! Daniel había sido llevado como un esclavo, su país había perdido la guerra y él era llevado como un trofeo de guerra y cada día en aquella tierra de Babilonia le hacía recordar que su país había perdido la guerra y que estaba en ese lugar en contra de su voluntad. Obviamente que el trato para un esclavo es radicalmente distinto al trato para un turista, el tipo de habitación, el tipo de comida, el tipo de cuidados y con el derecho de libertad totalmente cercenado. Adicionalmente en esos tiempos relacionaban mucho su práctica religiosa con las victorias o derrotas que obtenían como nación. Israel había perdido, Babilonia había ganado, por lo tanto los dioses babilonios eran más grandes que Jehová, por lo tanto la práctica religiosa de Daniel no tenía sentido para los Babilonios y no había porque permitírsela. Así estaba Daniel, esclavo, sin sus costumbres, sin familia, sin amigos y sin libertad, como para decir aquí no puedo hacer nada, pero a pesar de toda esa situación tan negativa Daniel llegó a palacio real para ser consejero real.

No debemos permitir que nuestros temores nos hagan argumentar excusas para evitar el que Dios nos coloque en los lugares que Él tiene preparados para nosotros. La mayoría de nosotros estamos cerca de nuestros amigos, de nuestras familias, con nuestros compatriotas, con nuestras costumbres, etc. pero somos demasiado rápidos para argumentar porque creemos que Dios no nos puede levantar a determinada posición. Pero aún si mis condiciones no fueran las mejores o estuviera pasando por tiempos de crisis, aunque sean como las de Daniel (algo muy difícil de que te pueda pasar en la actualidad), si Dios pudo levantarlo, ¿Qué le puede impedir al Rey de reyes que también lo haga contigo? ¡NADA! Así que deja de argumentar, recuerda que las situaciones difíciles que puedes estar pasando son pasajeras. Cuantas veces que nos hemos encontrado en tiempos de crisis hemos pensado: “Yo creo que ahora sí de esta no salgo”, ¡Pero saliste! Así que dispón tu vida para que Dios haga contigo lo que tenga que hacer y pregúntale Señor, ¿Cuáles son las otras características que debo reunir para ser alguien idóneo para estar en el Palacio del Rey?

2. Debían ser del Linaje Real
1 Ped. 2:9 dice que somos Real Sacerdocio. Todos aquellos que hemos sido adquiridos por Dios hemos sido convertidos en reyes y sacerdotes y eso es algo que no debemos olvidar. Es de suponer que cuando Aspenaz empezó a buscar a los que eran del linaje real, lo hizo preguntando por referencias; pero al llegar donde estaban los que “se supone” que eran del linaje real tenía que notarse que era así; tal vez vestían ropa diferente, hablaban diferente o su porte era diferente. Si Aspenaz hubiera visto en Daniel una actitud de miseria, de abandono o de auto conmiseración muy probablemente no hubiese creído que era del linaje real y hubiese pensado que quería aprovechar la situación para “ganarse alguito”, con esa promoción ofrecida por el rey Nabucodonosor. Para llegar a ser idóneos para estar en posición de autoridad debemos recordar, pensar, hablar y actuar como lo que somos: Hijos del Rey. Podemos estar en una situación crítica, como dijera el Apóstol Pablo: “…atribulados pero no angustiados, en apuros pero no desesperados, perseguidos pero no desamparados, derribados pero no destruidos…para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal” 2 Corintios 4:8-11. Dejemos de actuar como mendigos, como para que la gente nos tenga pena y por misericordia nos dé beneficios o ciertas posiciones. No tengo que sobornar, venderme o vender mis principios por llegar a posiciones de autoridad, si ese es mi llamado definitivamente que voy a llegar porque soy del Linaje Real.

…Continuará